Imagina tu bola de helado favorita en una tarrina comestible. ¿Suena bien no? Pues sabe mejor, porque la base está hecha con churros, lo que hace cada mordisco una combinación de texturas y sabores. Esta oda al dulce no requiere de mucha destreza culinaria, solo paciencia y hambre.


Los ingredientes que necesitas:

1/4 vaso de mantequilla
2 cucharadas de azúcar moreno
1/2 cucharada de sal
1 vaso de agua
1 vaso de harina
1 cucharada de vainilla
4 huevos
Aceite de girasol
Azúcar de canela
Helado (sabor que quieras)
Toping de caramelo
Bandeja con 6-12 moldes para muffins
Spray antiadherente de cocina

Los pasos a seguir:

En una cazuela con la potencia media, añade la mantequilla, el azúcar moreno, la sal y el agua y espera hasta que hierva. En el momento en que la mantequilla se haya derretido y la mezcla empiece a hervir, reduce la potencia a media-baja y añade la harina. Con una cuchara de madera, remueve hasta que la pasta se convierta en una bola (un minuto aprox). En ese momento, quita del fuego y deja enfríar durante 5 minutos.

Incorpora a la mezcla la vainilla y los huevos, uno a uno, asegurándote de removerlo bien antes de echar el siguiente.  Cuando acabes, transfiere todo a una manga pastelera.

Coloca al revés la bandeja de moldes de muffins y rocíala con el spray de cocina antiadherente. Con cuidado, saca la mezcla de los churros de la manga pastelera formando espirales alrededor de cada molde. Cuando lo tengas, mételo al congelador unas 3 horas o si es posible, toda la noche.

Calienta aceite en un cazo de cierta profundidad. Una vez quites los churros de los moldes con la ayuda de un cuchillo, échalos al fuego y fríelos hasta que cojan un tono dorado (asegúrate que quedan sumergidos en el aceite).

Quita el exceso de aceite con un papel absorbente y añade azúcar (de canela si tienes) a los churros. Ya solo te queda añadir tu helado favorito, el toping que quieras y.. ¡A disfrutar!